lunes, 21 de marzo de 2011

Cap. 9

Con una mano al volante y la otra asomando con el cigarrillo, iba mi melena al viento mientras yo cantaba gritaba la música celestial que salía del cassette del Cadillac. Y entre Grease, Beatles, Kula Shaker, Rock and roll y demás tesoros que mi garganta ya casi ronca reproducía, las ruedas enmudecieron al encontrarse con la arena mojada de la playa. Yo ya me conocía esa playa, desconocida, mi rincón secreto de los veranos. 
Cogí mi móvil (el cual creía perdido) y vi 3 llamadas perdidas de L.S.D. La llamé lo más rápido que mi torpeza me permitió, y me dijo que estaba en el paseo marítimo, esperándonos. 
- Voy a buscarte, anda, que encontré la playa utópica que buscábamos :)
Y sin más dilación "ensillé" de nuevo el coche y a recoger a mi burgalesa favorita.
Fue muy cómico ir las dos de vehículo a vehículo hablando a gritos. Finalmente, llegamos por caminos de cabras a la arena, aparqué la joya y ayudé a Silvia con la moto, y qué moto señores.
Extendimos las toallas en la arena y apoyadas en el coche, saqué de mi bolsa el ukelele, la hierba y la Nikon. Lo juntamos todo mientras esperábamos al resto. Y fue magnífico.
Ya se estaba nublando, pero no sabíamos muy bien qué hora era, no queríamos tampoco mirar el reloj, queríamos desesclavizarnos... Llamé a Ro por si acaso llevaban esperándonos desde hace mazo. Vinieron corriendo las tres, las tres joyas que faltaban, bueno, faltaba también la peque. Mientras la esperábamos me entretuve hablando con Sara de cine y de Cary Grant, con Lara de Dylan, de poesía y de Madrid, y con Rocío de George, paz y amor. Era idílico, yo, como siempre con las gafas puestas, el pelo largo, la cámara colgada y el cigarro en la boca. En el momento en que tiraba el piti, dispuesta a apagarlo, "algo" se me tiró encima dándome besos y gritándome al oído. Después del desconcierto inicial, caí en la cuenta: Iria, Mika ¿quién si no? 
Bueno, después de darnos abrazos, besos, tocar alguna cosilla y cotillear nuestras cosas nos tumbamos a la bartola a ver las estrellas... y con suerte veríamos a Lucy in the sky with diamonds. Para armonizar aún más la situación, saqué el sgt. peppers de la guantera, lo puse y ale... A soñar con la dulce melodía. La primera noche del mayor sueño estival del universo. Iba a ser Legen-dario. Qué tiemble el mundo... qué allá vamos.


-E.H.L

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