- Irina, baja a Ariel, anda, bella.
La quinta de mis volteretas sobre la arena de mañana se interrumpió.
- Ariel no se baja - sentencié - bajar el volumen a Ariel Rot es como arrancarme una cuerda vocal.
Elena asumió el reto.
Agarró su guitarra.
- ¿Te suena esto?
Comenzó a desafinar de sus cuerdas un eterno casi- blues.
- Es mi especialidad.
- Pues úneteme, Sabina, y haz algo útil por una vez.
Me levanté de la arena y cogí la guitarra.
Lara y compañía dormitaban.
Mis guitarras también sabían tocar blues, y más siendo español.
Los hombres G. Con pereza, en el caso. Y yo con Elena, fingiendo esa rivalidad de estrellas del rock que tan bien se le daba a ella.
"Hoy me he levantado dando un salto mortal"...
Hay algo, en las pequeñas primeras puntadas de bluses que siempre me ha cautivado. En Vigo decían que yo era puro blues hecho mujer. Me encantaba aquella idea. Y también me gustaba pensar que, mi vida está en esos pequeños acordes primerizos... comenzando. Y lo que vendrá, será grande.
" He echado un par de huevos en mi sartén..."
Y lo sabía. Y Hei Lei, ídolo de mi vida, se ponía a mi altura para encararme en duelo de guitarras, perdido por mi inferioridad hacía años.
- Porque HOY, HOY VOY A PASARMELO BIEN.
Ella se rió.
Ella ondeó su larga melena pelirroja y mi negrísimo pelo rizado también se liberó de ataduras. Y hasta nosotras mismas fuímos un poco más libres. Y hasta el sol, naciendo, fue libre de elegir, yo creo, su ruta de aquel día. Decidió seguir subiendo. Al cielo. No, más alto. Más alto que nosotras.
No, espera,
Que eso es imposible.
Ella ondeó su larga melena pelirroja y mi negrísimo pelo rizado también se liberó de ataduras. Y hasta nosotras mismas fuímos un poco más libres. Y hasta el sol, naciendo, fue libre de elegir, yo creo, su ruta de aquel día. Decidió seguir subiendo. Al cielo. No, más alto. Más alto que nosotras.
No, espera,
Que eso es imposible.
- Vamos, Irina, VAMOS A PASÁRNOSLO BIEN.
Y volvían las primeras cuerdas..
"Muy bien... muy bien"
Y éramos ella, y yo, y el amanecer mezclado con las lunas que no querían que se acabase la noche.
Y el blues. El blues que ya era yo. Y él era yo. Y Dylan, y Richards. Y Jagger. Y Sabina coño. También eran yo. Y éramos nosotros. NosotrAs que continuábamos eternizando el último verso. El último verso de una canción que no se acaba. Que nunca se ha acabado. ¿Lo oyes? Está ahí, detrás tuya. Es Berry, y Presley. Están ahí. Todo es blues. Todos somos blues.
"Bendito blues, Hei Lei"
Bendito blues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario