¡Primera fiesta del club de la Libertad!
Exacto. A todas nos encantaba aquello, la playa, la tranquilidad, la libertad, el aire fresco... Pero algo se nos estaba mueriendo adentro... queríamos salir por ahí, a oír rock and roll de verdad, en un escenario, con cervezas... Asi que me puse en marcha para convencerlas.
LSD me secundó en seguida, dadas nuestras noches de fiesta en Burgos, y Mika también. Luego las demás también se unieron:
- Bueno, un poco de nocturnidad no hace mal a nadie- Dijo Rocío, tan dulce como siempre.
A Laura, recién llegada, le pareció genial la idea, y así todas, nos fuimos por al noche a buscar un poco de rock and roll por el pueblo.
- Chicas... por aquí no creo que haya ningún sitio "decente"- Dijo Lara, iluminándonos el camino hacía coger mi cadillac y buscar aventura por al carretera. Eso hicimos, busqué las llaves en mi bolsa y nos subimos las 7 al coche de mala manera.
Rocío, Lara, Silvia y Sara atrás, y alante Mika y yo, las 7 borrachas de felicidad. Atrás canturreaban canciones y Mika y yo filosofeábamos mientras yo me fumaba varios cigarros que se consumía el viento, dada la velocidad a la que íbamos.
Al fin llegamos a la ciudad, callejeamos un poco y vimos un garito de mala muerte, con un cazasueños en la puerta y una espiral psicodélica en el escaparate. Lo vimos claro: ese era el punto inicial de la noche.
En la entrada había un par de tíos de unos 30 o 40 años, con el pelo largo, uno con una camisa blanca y el otro con una camiseta decolorada... Estábamos escogiendo el sitio adecuado.
Entramos dentro, un aura de felicidad, buena música y paz se respiraba dentro. Había un "escenario" al final del local con un par de guitarras y una batería con su baterista sentado detrás, y en la barra, una chica con rastas nos atendió felizmente. Me acerqué y la dije:
- ¡Hey! ponme 7 cervazas grandes, porque, ¿sabes? Estas 6 chicas de detrás mío son las mejores del mundo y yo invito. - La camarera se rió.
- ¡No! Hei Lei, no invites tu tía, te vas a gastar el dinero... - Intentó impedirme Sara.
- Ya me invitaréis vosotras en otra ronda.... la noche es larga, girls.
Entraron los dos hombres de fuera mientras nosotras nos acomodábamos en una de las mesas y poníamos las jarras en una mesita. Al parecer ellos eran los dueños de las dos guitarras del escenario. Miré a Mika, y ambas tuvimos la necesidad de preguntarles si nos dejarían su juguetito (la guitarra, claro está) un rato. Encantados, nos acercaron las fender's del soporte y nos improvisamos un rock and roll al más puro estilo Buddy Holly. Las de abajo nos miraban radiantes, y los dos guitarristas también lo hacía con cara de "APPROVES". Nos bajamos de nuevo y les devolvimos sus joyas de 6 cuerdas. Les estuvimos escuchando una media hora cantar y tocar canciones de Hendrixx, Jefferson Airplane o los Doors... Orgásmico. Esto estaba empezando muy, pero que muy bien. Después de una hora allí dentro y con dos pares de cervezas encima, decidimos ir a buscar otro lugar para continuar con aquella velada tan... perfecta.